Hoy día se han convertido en un “juguete” estrella que prácticamente no puede faltar en ningún regalo de cumpleaños o Navidad, además de tener todo tipo de usos civiles y militares; en 2016 y sólo en Estados Unidos se vendieron cerca de 2,5 millones de drones. Ahora bien, ¿cómo hemos llegado a este punto? ¿Quién inventó los drones y en qué año?
Sabemos que la palabra dron es una castellanización del término anglosajón drone –que por cierto significa literalmente “zángano”- que a su vez resulta una forma más simple de llamar a lo que técnicamente se denomina un Vehículo Aéreo No Tripulado (Unmanned Aerial Vehicle, UAV): es decir, cualquier aparato que vuele sin una persona a bordo, se puede considerar un dron, tanto si es controlado a distancia por un humano como por una inteligencia artificial.
Aunque está sujeto a debate, parece que el primero que se planteó no obstante un concepto del dron como el que tenemos en la actualidad fue el famoso inventor e ingeniero Nikola Tesla, quien el 9 de noviembre de 1898 llegó a registrar la patente de un invento que según él se basaría en la capacidad para “controlar a distancia el funcionamiento de la propulsión de motores, aparatos de dirección, y otros mecanismos”. De hecho hablaba de que el aparato “no sería operado con cables” y que “se trasladaría al mismo tiempo que recibiría las órdenes a través de ondas”.
Tesla creía que su invención, que intentó vender sin éxito a la marina de los Estados Unidos, podría aplicarse a “vehículos de cualquier tipo” y que tendría numerosos usos útiles como “envíos, para llevar cartas, paquetes, disposiciones, instrumentos, objetos o materiales de algún tipo, o para establecer la comunicación con las regiones inaccesibles”.
También hablaba de que servirían para cazar ballenas, pero no queremos crearle mala fama ahora al señor Tesla, que ya bastante mal lo pasó muriendo arruinado, enamorado de una paloma y obsesionado con el número 3. En realidad, Tesla creía que el valor más importante de su invención -a la que llamó “Teleautomaton”- es que lograría acabar definitivamente con las guerras, ya que según él tendría un poder destructivo “ilimitado”.
No obstante hay que decir que la idea de Tesla, que teóricamente podía aplicarse a cualquier tipo de vehículo (ya fueran barcos, globos o automóviles), debido a las limitaciones tecnológicas de su época sólo se puso en práctica con un único prototipo que tenía forma de barco, y apenas un metro de largo; así que quizás deberíamos plantearnos si fue realmente él quien inventó los drones, aunque resulta indudable que fue el primero en hablar de algo bastante parecido a lo que hoy entendemos como tal.
Vale, entonces… ¿cuándo se inventaron los drones realmente?
No es fácil contestar a la pregunta de quién inventó los drones y en qué año. Esto es porque todo depende de hasta cuánto queramos ampliar la definición de “vehículo aéreo no tripulado”. ¿Un avión de papel es un dron? No está “dirigido”, así que parece claro que no; pero entonces ¿un misil es un dron?
El Departamento de Defensa de EE.UU. cree que no, aunque tampoco explica por qué y tampoco vamos a empezar a hacerle caso ahora a los americanos. De hecho, por la misma razón en Estados Unidos tampoco se ponen de acuerdo sobre el número de drones que hay, justamente porque cada empresa y asociación tiene su propia definición de dron, y algunas no incluyen a los más sencillos o aquellos que pesan menos de 250 gramos.
Así que lo que vamos a hacer es contaros un poco la historia de los “vehículos aéreos no tripulados”, y seréis vosotros los que decidáis realmente cuándo se inventaron los drones y dejaron de ser simples “aviones de papel”.
Breve historia de los drones
El primer registro que se tiene del uso de un vehículo aéreo no tripulado se remonta a julio de 1849; en aquel entonces las fuerzas del Imperio Austriaco que asediaban la ciudad de Venecia lanzaron unos 200 globos incendiarios desde tierra, aunque varios también desde el SMS Vulcano, un barco que casi podríamos considerar como el primer portaaviones (o “portadrones”).
El hecho sin embargo es que afortunadamente para los venecianos, la idea resultó más bien un fiasco: se cree que al menos uno de los globos cayó en la ciudad de Venecia, pero el resto debido a un cambio en la dirección del viento cayeron en casi cualquier parte, e incluso muchos de ellos acabaron precipitándose contra las fuerzas austriacas que asediaban la ciudad o contra el propio SMS Vulcano. Todo un éxito vamos.
Principios del siglo XX: Primeros avances en los UAV
A pesar de que la idea pareciese descabellada, no sólo no se descartó sino que con los albores del siglo XX comienzan los primeros avances en el campo de los UAV, principalmente con fines militares (se ve que no les habían preguntado a los austriacos) y con el objetivo de entrenar a soldados y pilotos.
Sería entre los años 1914 y 1918, coincidiendo justamente con la I Guerra Mundial, cuando sin embargo los UAV tal y como los entendemos hoy día comenzarían a cobrar forma, destacando la construcción en 1916 del Aerial Target, un vehículo aéreo no tripulado que se controlaba por radio y que tenía por objetivo servir de “blanco fácil” para entrenarse en la defensa contra los Zeppelins, usados por los alemanes en sus bombardeos con relativo éxito en una época en que la aviación estaba en pañales.
El Aerial Target, desarrollado por el ingeniero inglés Archibald Montgomery Low (que puede considerarse uno de los grandes pioneros en el mundo de los UAV) se asemejaba a un moderno avión de radiocontrol aunque, claro está, siguiendo los diseños de la época.
Un año más tarde llegó el Kettering Bug –literalmente “el Bicho de Kettering”-, invención de Charles F. Kettering de la General Motors, que pretendía ser una especie de torpedo volador programado para explotar en un momento determinado pero que en realidad se parecía más a una bombona montada sobre ruedas de bicicleta que a un avión, razón por la cual sus contemporáneos le pusieron el apodo de “bicho” con el que pasaría a la historia.
Las aplicaciones bélicas de los UAV continuaron progresando a medida que avanzaba la tecnología tanto de aviación como de radiocontrol, y en la II Guerra Mundial se diseñaron varios UAV más avanzados –tanto por parte de los aliados como del bando nazi- pero de nuevo con fines de entrenamiento o como bombarderos.
Años 50: Los Drones empiezan a tomar forma
Esta tendencia continuó tras la guerra y en los años 50, con diseños como el Ryan Firebee, desarrollado por la Ryan Aeronautical Company de San Diego (California) y que se convertiría en uno de los primeros UAV con propulsión a chorro y en uno de los drones más utilizados hasta la fecha, principalmente por los ejércitos de EE.UU., Canadá, Japón y Turquía.
El ejército estadounidense, cada vez más interesado en desarrollar aviones para misiones demasiado arriesgadas para los humanos, reconoció por primera vez en 1973 el uso de UAV en la Guerra de Vietnam, perdiendo unos 554 de estos aparatos en un total de más de 3.400 misiones de vuelo.
Con los avances en tecnología, robótica y miniaturización en los años 80 y 90, el término Vehículo Aéreo No Tripulado (UAV) fue sustituyendo progresivamente al anterior de Vehículo Aéreo Pilotado Remotamente (RPV): además del radiocontrol comienzan a aparecer otros avances que les dan más características de autonomía como las que vemos en la actualidad; también comienzan ya a verse “drones” con un diseño cada vez más alejado del clásico avión, y con usos diferentes al meramente militar.
Desde los años 90 su uso se ha extendido ampliamente con fines comerciales, científicos, agrícolas o recreativos, entre otros, incluyendo cada vez más tareas como vigilancia, mantenimiento de la paz, fotografía aérea, lucha contra el contrabando, entrega de mercancías o participación en carreras de drones. De hecho hoy día el número de UAV de uso civil supera con mucho al de drones militares.
En la actualidad el mercado de los drones civiles crece en todo el mundo a nivel exponencial, destacando por número de ventas compañías como DJI, Parrot, Xiaomi o Hover, que han desbancado a otras firmas especializadas como 3D Robotics, considerada toda una pionera en EE.UU. en lo que a fabricación de drones se refiere.
No sólo la competencia es cada vez mayor, sino que los drones son vistos cada vez más como una de las primeras aplicaciones de conceptos como la Inteligencia Artificial (IA) o la tecnología autónoma, que se prevé en pocas décadas formen parte de nuestra vida cotidiana con cosas como los coches autónomos o los robots del hogar. Pero esa, ya es otra historia de la que nos ocuparemos en otra ocasión.